28/5/08

1/7/07

DESDE PARÍS CON AMOR


NAPALE.
« Cruzando territorios »


Me cuento entre los que pudimos ver los inicios de algunos de los músicos de Napalé, sus primeros balbuceos como instrumentistas, luego como creadores, más tarde formando el milagro de entereza y perseverancia que ha resultado ser este grupo que con « Cruzando territorios » marca un hito importante en su carrera, por lo que nos transmite como madurez artística sumada a una excelencia vocal e instrumental que, si bien no nos sorprende, nos deja profundamente admirados. La verdad es que la trayectoria de Napalé ha sido constante en la medida en que hemos visto siempre un desarrollo permanente, y esto en un lapso de ya 25 años de actividad es un logro mayor. Mantener un colectivo artístico por tantos años, a este nivel de calidad, en un campo artístico que no cuenta con el aliciente de una compensación material adecuada - por decirlo de alguna manera, sabiendo que es un eufemismo – es casi un sacerdocio y merece la mayor atención del público y de la crítica. Napalé nos habla del pasado y del futuro, de aquí y de más allá de nuestras fronteras, con las herramientas más nobles, el canto y, sobre todo, la creación. Con cinco de sus integrantes que firman composiciones propias, textos y arreglos, más los arreglos colectivos del grupo, estamos frente a un conjunto perfectamente capaz de producir todo su material. Por eso el incorporar algunas figuras señeras de la música y poesía chilena y latinoamericana : Víctor Jara, Aníbal Sampayo, Luis Advis, Eduardo Lagos, Angel Parra, Astor Piazzola, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, José Martí, nos habla de una opción muy precisa que es ser el nexo entre territorios y generaciones. Uno de los grandes legados de esa figura mayor de nuestra cultura que fue Violeta Parra, además de su inconmensurable obra creativa, fue el habernos acercado a las culturas hermanas de nuestro continente. Y ese proceso ya no se detiene. Hoy reconocemos, como nuestros, muchos de los ritmos e instrumentos que nos desconcertaban hace 50 años. Pero el que nos sean familiares no significa que se hayan convertido en un conocimiento adquirido de una vez para siempre. Son sólo materiales que nos hablan de un arte y una historia y que están siempre disponibles para ahondar en ellos. Es lo que hace Napalé. En vez de ceder a la facilidad de cambiar diametralmente de rumbo, la imagen que nos da es la de un grupo de músicos que profundizan, sin gravedad innecesaria y también alegremente, las posibilidades de sus talentos.
Las palabras de Neruda resuenan con una fuerza nueva en el arreglo de Jorge Lillo para El cóndor, una canción que suena como recién compuesta. Giros instrumentales sorprendentes y voces ásperas, y armoniosas al mismo tiempo, le dan una nueva vida a esta antigua canción de Angel Parra.

Pocos grupos son capaces de lograr este equilibrio entre dulzura y fuerza. Una gran melancolía y voces firmes que la interpretan sin pathos excesivo ni sentimentalismo fácil. Buenos ejemplos son la hermosísima canción de Ignacio Ugarte (Desvelo) que emociona directamente con las mejores artes, o la sorprendente musicalización de Ernesto Pérez del poema de Gabriela Mistral, nuestra maravillosa poetisa, que constituye sin embargo, a menudo, una trampa mortal para los compositores, quienes ceden a veces al canto de sirena de la ternura infantil a la que su poesía canta. Nada de eso en la aproximación interesante y madura de Pérez que juega con esos elementos pero con una real seriedad de compositor. Hasta la melancolía desbordante de Alejandro Ibarra, que nos canta su propio texto y música, me parece justa y por lo mismo emocionante. Notable es que no se hace fácil la tarea y se impone una línea vocal exigente que crea un alianza de fuerza y fragilidad que convence.

En el aspecto instrumental Napalé siempre ha sido consistente. Eso no es nuevo. Aquí se muestra bien lo que la técnica puede aportar cuando no es una simple repetición de fórmulas sino una búsqueda de nuevos timbres usando colores muy variados apoyados en el robusto timbre que da el violoncello de Rodrigo García. Todo bien aprovechado en los ágiles temas instrumentales (Sanjuanito del lobo de Felipe Toledo y Escualo de Piazzola) pero también en el brillante Mal de amores de Rodrigo Arratia donde lucen por igual voces y colores instrumentales. Algo parecido puede decirse de la chacarera de Eduardo Lagos con la feliz intervención de la gracia y el personal color vocal de Francesca Ancarola, en atractivo dúo con Carlos Miranda. La presencia de dos voces femeninas (Ancarola y la corta pero agradable participación de Rosa Escobar) en esta producción es un acierto y una buena contrapartida a la avalancha de las consistentes voces de hombre de Napalé, que funcionan todas perfectamente en los roles de solista.


La niña de Guatemala y su entusiasmante ritmo dentro de un estilo bien determinado funciona bien como nexo entre las nuevas composiciones y clásicos como el Hombre de América de Luis Advis o La partida de Víctor Jara. Una producción muy lograda y que nos hace esperar con ilusión el próximo cd de Napalé.\




Patricio Wang
Quilapayún

París, junio 2007

26/5/07

Napalé en el concierto mundial






Napalé: "el desafío es mantener la continuidad"

Publicado por Colectivo Unitario Americanto Autónomo
jueves, 10 de mayo de 2007

Proximamente el conjunto Napalé lanzará su quinta producción. Se llama "Cruzando territorios" y será editado por el Sello Oveja Negra. Este disco incluye una serie de creaciones de los integrantes y versiones de otros compositores como Angel Parra, Víctor Jara, Luis Advis, Eduardo Carrasco y los argentinos Eduardo Lagos y Astor Piazzolla.
Por Manuel Vilches


Uno de sus integrantes, Ernesto Pérez, habla de la importancia de este trabajo y también de la gira que realizó Napalé por Irán y Grecia y que entrega nuevas expectativas sobre el desarrollo del conjunto.
Sobre el nuevo trabajo, Pérez comenta que "creo que hay una continuidad con el anterior ("Frontera sur", 2003) en el seguir componiendo de forma más colectiva, pero quizás si el mayor aporte de este "Cruzando territorios" esté en la incorporación de otros autores que no habíamos incorporado a nuestro repertorio, es un abanico bastante interesante y amplio de la música de América Latina, incluso desde la composición, de un uso más permanente de los elementos afroamericanos, de tomar repertorio de Eduardo Lagos, un músico contemporáneo a Piazzolla en el folklore más de proyección experimental, cosa que en Chile aún es poco conocida.
Trabajar con músicos invitados también fue importante, que participe Francesca Ancarola, el Ismael Oddó, la Rosita Escobar del coro "Bajo cuerdas" y la voz del "Himno del No" le da otro sabor al disco y también es bueno incorporar a otras personas a componer, incluso hay algunos ddel grupo que debutan en la composición en una grabación. También se puede destacar la incorporación de nuevos ritmos latinoamericanos, manteniendo una coherencia casi tácita nuestra con los derroteros de la Nueva Canción y de la música de América Latina.



En todo caso, tanto en "Frontera Sur" como en este disco ¿hay una nueva perspectiva del grupo, comparado con los primeros trabajos, hay otro lenguaje?
Sí, es así porque en los otros trabajos había una mano musical diferente de la persona que dirigía el conjunto y que tenía un acercamiento hacia la música más de cámara dentro de lo latinoamericano y con una mayor experimentación, cosa que no hemos dejado de lado del todo pero también hemos recuperado cosas que hacíamos de manera más íntima entre cada uno de nosotros. Eso pasaba no porque en un momento alguien lo impidiera, sino porque estábamos sintonizados con el proyecto de Rodrigo Pérez, en ese minuto. Pero la necesidad crea al órgano y cuando Rodrigo se va nos vemos en la obligación de mantener la continuidad a través de la composición y los arreglos de cosas de América Latina y creo que hemos salido bastante airosos.


En el disco se nota la presencia de la Nueva Canción Chilena. Está Eduardo Carrasco, Advis, Angel Parra, Víctor Jara. Para ustedes supongo que es una manera de reafirmación de un camino en el que se sienten partícipes.
Por supuesto, siempre hemos dicho eso. La Nueva Canción es una ventana que abrió una gran posibilidad de desarrollo hasta hoy día y hay una escuela que tiene que ver con una manera de proyectar el trabajo instrumental, que es bastante único en América Latina y en el mundo, también es una escuela que implica una manera de cantar, de generar una concepción musical desde su trabajo en la composición, en los arreglos, etc. Y también es una puesta en escena, para nosotros no es un cliché hacer "La partida", con ese tema se inicia un camino muy interesante de la "canción instrumental" y que se proyecta por todo el mundo. Por ejemplo, en nuestras recientes presentaciones en Irán invitamos a algunos músicos locales a participar en una parte del concierto y ellos tenían un conocimiento muy amplio de su trabajo.






LA GIRA
Sobre sus viajes por el exterior, Pérez comenta que "Irán fue una sorpresa, surgió de un encuentro fortuito con nuestro amigo Dauno Tótoro, que nos invita a un gran festival antiimperialista que se hace todos los años, va en la edición 23 y que para ellos es una posibilidad de convocar diversidades en lo cultural en un país muy musulmán pero con gran respeto por lo que viene de afuera. Nos impresionó la cantidad de lugares que hay para la música, con un carácter ritual al mil por ciento. El silencio que se provoca en esas salas cuando se desarrolla un espectáculo es impresionante. Estuvimos en Teherán y en el sur, en dos teatros espectaculares donde el arte tiene una presencia muy alta. Es muy extraño porque en este estado teocrático conviven más cosas de lo que uno pudiera pensar. Lograr saber algo de la música persa en su mixtura con aprendizaje musical occidental y ancestral persa es muy impresionante. La música de estas culturas que están recreados en occidente también es muy grande. Como proyección esperamos volver, la gente que nos llevó está interesada en que podamos hacer una gira más larga y estar en más ciudades.


Lo de Grecia también fue muy interesante, tuvimos un primer apunte en Atenas con algunos conciertos muy buenos, con mucho público, y otro en la isla de Salamina vinculado con una sala que tiene que ver con la Unesco, en el marco de una "fiesta chilena". Como síntesis, podemos decir que en ambos lugares la valoración de la expresión artística es mucho más potente que acá y se puede avanzar en entender cómo se les mira con otro respeto a las expresiones artísticas. Uno de nuestros guías en Irán estaba traduciendo a Vicente Huidobro, también había hecho algo con Neruda y en fin, hay un interés bastante loco por muchas expresiones.

La gira genera expectativas para un grupo que estaba tanto tiempo sin un viaje de este tipo. Además el grabar un disco, encontrar el "ensamble Napalé", después de tanto tiempo estar con una formación estable y encontrar una manera de desarrollar la música latinoamericana es tener una continuidad que permite una consolidación con otras perspectivas que como ocurría hace algunos años.
Efectivamente, los desafíos son mantener la continuidad de conciertos, de composiciones, proyectar al grupo dentro de Chile a zonas a las que no vamos hace mucho tiempo. Para afuera también, han salido ofrecimientos interesantes para otros festivales y tenemos contactos en varios países. Pero también nos interesa mucho ir a países hermanos como Argentina que nunca hemos ido para allá. Lo fundamental, sin embargo, tiene que ver con mantener la continuidad y con leer correctamente el mundo de hoy, mantener las tradiciones pero no golpearnos con las puertas cuando sabemos que las cosas han cambiado, maneras de organizarse para darse a conocer, vincularse con espacios, aprovechar los medios de comunicación y también tenemos una deuda en nuestra asociación con otros músicos chilenos. Recién con este disco estamos mejorando en ese aspecto y nos preguntamos con Entrama, con los Cuncumén y otros grupos por qué no tenemos esa disposición a hacer cosas juntos. Ahora estamos en una sistematicidad, de vincularnos con gente en la gestión cultural y de generar medios que permitan más voces en este mundo un tanto monocorde que hay en Chile de grandes espectáculos de artistas consagrados y a precios prohibitivos. Hay que abrir otros espacios y hacer una inclusión y diversidad real, que esté al alcance de la gente tener un sano mercado de la cultura donde tenga opciones de elegir.



Por Manuel Vilches
Colectivo Unitario Americanto Autónomo